jueves, octubre 26, 2006

tiempos distintos

A veces un pesar individual tiene una conexión con problemas del colectivo de personas que coinciden con nosotros en este pasaje mundano.

Vivimos tiempos en los que la mayoría de nosotros nos desvivimos por obtener un trabajo en el cual durar, no hablemos uno en el cual ganar una cifra digna.

Tiempos en los que para independizarnos y cortar el cordón umbilical de nuestros padres es casi una regla tener que hacerlo en pareja para alcanzar las astronómicos billetes necesarios para subsistir.

Tiempos de encierro, de miedos, de palpitaciones, de sombras en la noche que nos hacen apurar el paso.

Tiempos de herencias, en los cuales el Camino a recorrer es casi digitado por el escalafón social en el que nacemos. Siendo además una brecha tremenda, porque nunca hubo tanta violencia social, tanta diferencia entre las escalas.

Tiempos de desvalorización de los principios básicos para las relaciones humanas (amistosas, amorosas, familiares, etc).

La dignidad material tan lejana hace que rápidamente esto se transforme en la ley del más fuerte, y lo que nos venden como evolución tecnológica es en realidad una involución social de tamaños industriales.

Nos venden lo último, lo más exclusivo, pero ahora que lo tenemos sentimos miedo de que nos lo quiten, y ya empezamos a ver con desconfianza a cualquier persona. ¿Eso no es una forma de violencia también? No es una justificación para nada, es sólo una apreciación de un problema.

Tiempos en los que las naciones juegan a la guerra con inocentes como saldos inevitables de sus caprichos.

Tiempos en los que el consumismo tergiversa nuestros valores y al parecer de muchos, belleza es sinónimo de éxito.

Las consecuencias de nuestras decisiones nos revelan cosas que a veces no veíamos pese a que siempre estuvieron ahí. Siempre pensé vivir un tiempo. Pero estos en realidad son tiempos distintos a los que creía.

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