miércoles, agosto 03, 2011

El regalo de la vida

El regalo de la vida que cambió mi motor.

Cómo explicar que pese a seguir siendo yo, ya no soy el mismo.

Que ya no soy el mismo que escribió y expulsó pensamientos en este blog. En esta bitácora "perdida del mundo" que suplantando al lápiz y papel, nos da la ventaja de que algún ser humano tenga la oportunidad de leer lo que pensamos, lo que sentimos y hasta se identifique, se conecte con uno mismo en algún momento de nuestra existencia.

Volviendo a lo de no ser yo, es raro, es simple, es maravilloso. Hace exactamente 32 semanas recibí un cambio, que en principio me alteró los "planes" de futuro inmediato pero que terminé entendiendo era nada más ni nada menos que el regalo de la vida.

El día que la Tierra se detuvo

La primera vez que tomé contacto con Clara Sofía, fue un día de finales de febrero, cuando me quedé sin palabras al ver un milagro, in situ, en la primer ecografía de la hijita que esperamos junto a mi esposa Mariá Inés. Yo no esperaba ver mucho, sinceramente, pero allí apareció ella con su cuerpecito todavía en formación, pero claramente definido.
Sentir latir su corazoncito, fue como haber viajado por toda la Galaxia y vuelto en apenas unos segundos...
Bastaron 2,4cm de esta personita que vivía dentro del vientre materno para que mi mundo, a veces sombrío, a veces confuso, cambiara por completo. Gradual pero globalmente comenzó una evolución de la cual no puedo estar menos que agradecido y humildemente orgulloso de protagonizarla.

"El Camino es la recompensa" dijo el técnico de la selección uruguaya tras ganar la Copa América. Nunca estuve tan de acuerdo. Algunas frases o pensamientos adquieren nuevos sentidos cuando nos volvemos a encontrar con ellas, en diferentes etapas de nuestra vida.

Nunca un Camino mostró una recompensa tan valiosa, tan única e irrepetible. Ya no habría lugar para individualismos como válvula de escape, ahora debía estar por y para ella. Si bien setiembre es el mes de su llegada, yo ya me sentí padre ese día de febrero.

La revolución es en paz

Pero aún faltaba la cereza de la torta... Yo todavía seguía siendo ese chico tímido, inseguro, que estaba atado a su pasado, que miraba reacio al futuro y se debatía en su presente.

Hasta que se sucedieron algunas situaciones un tanto "fuera de contexto" en ámbitos laborales, donde tuve que tomar decisiones las cuales trajeron consigo inusitadas. Cualquier decisión traería consecuencias.
Opté por respetar mis principios como persona, sobre los cuales me he valido para haber llegado hasta aquí. No soy ningún pulcro Caballero o Pastor, pero aceptar la mentira, era desandar el Camino recorrido a cambio de nada.

Entonces, luego de algunos meses de que la mente pasara factura, y el cuerpo dijera STOP, experimenté el siguiente paso del "cambio". Mis creencias durante mi vida habían transitado por distintos momentos, y este fue uno de ellos.
Pese a que estuve mucho tiempo confundido, Él nunca dejó de creer en mí
Soy sincero y en ese momento no vi la conexión, pero una cosa trajo la otra, y de repente el saberme protector y responsable de Clara comenzó la revolución interna que faltaba. Los dolores y angustias se hacían a un lado, y comencé a creer. Así sencillamente. Creer. En que todo estará mejor, en sentirme capaz de dar vuelta la situación, creer en mí básicamente. Algo tan fácil y básico pero tan postergado en mi caso.

Innumerables cosas han pasado y seguirán pasando en mi vida, pero yo ya no soy el mismo, ya no deambulo sin rumbo claro, mi Motivo es único y vital ahora, proteger y confortar a María Inés y Clara contra viento y marea.

Mi cuerpo se ha desconectado de la mente. Mientras el primero le envía señales de dolor físico y stress que antes me hubieran hecho caer en angustias que agravara los mismos, la segunda, guiada por el alma y corazón, permanece con el Norte invariable, y me brinda constante empuje y energía para afrontar la vida. Es como si desafiara una y otra vez las ahora nefastas reglas por las cuales me he "auto regulado" para vivir, reglas que concebí dentro mío pero que entendí eran las que me habían atrapado por tanto tiempo. Ya no viviría en ese mundo, ahora era sería yo quien movería cielo y tierra para generar mi propio mundo, mi propio destino.

Un milagro de luz ha aparecido en mi Camino y no ha hecho más que renovar mi olvidado motor, darme la llave maestra para encenderlo y tener la certeza de que jamás se volverá a apagar.

Honestamente, muero por tenerla en mis brazos, por mimarla, protegerla y guiarla con nada más que el amor y lo que creo son buenos principios, en su propio camino. Ella ya es mi recompensa.