domingo, mayo 24, 2009

Reinvención


El tiempo es una ilusión endemoniadmente fugaz. Está allí atrás, agazapada, esperando la transición de un momento a otro, para mirarme, y sonreír, porque se ha escurrido entre mis manos y ha ganado la partida.

Hace muchos tiempo que doy vuelta sobre mí mismo. Las baterías están descargadas, las ideas no aparecen, y sobre todo los sueños están confusos, casi lejanos. Me la paso admirando mi miseria conceptual, mi quietud ante la nada y ante el todo.

El Camino que una vez recorrí no parece servir aquí, no hay camino posible cuando los pasos no pueden ser dados. Mi mente viaja estrepitosamente y con mucha frecuencia a un cúmulo de emociones subestimadas en su momento, al tesoro inmaculado de la edad de la inocencia. Tal vez porque es la antítesis de lo me pasa ahora.
Algo me trae aquí de vuelta, me devuelve a esta realidad en donde faltan causas pero sobran efectos. Sí es mi maldito corazón, todavía allí, herido pero vivo al fin y al cabo.

Cómo entonces detener el mundo para que ceda este dolor físico y espiritual? Sé cual es su origen, pero no su final. A veces, imaginaba que todo volvería a ser igual, que ese lago de sueños donde me zambullía todavía seguía ahí esperándome, pero mis esperanzas han ido desparaciendo. Supongo que luego de estar en el Infierno lo único que queda es ascender nuevamente.

Será alejándonos de las luminarias de la vida actual, que nos cortejan hacia un mundo nuevo pero oscuro. No, ya he tenido demasiado, debo volver sí a donde todo surge. A mi propio Ser. Volver para reinventarse, implosionar para luego resurgir, dejar el Reloj del Tiempo a un lado del Camino, ya que mi verdadero Tiempo está por venir una y otra vez, ilusión tras ilusión.